Huelga decir que nadie prestaba atención a la joven pareja que la víspera tenía treinta años más, ni al adolescente pelirrojo y larguirucho llegado de una lejana galaxia. Lo que demuestra lo difícil que es acertar con qué hay que encandilarse.
Stephen Vizinczey. El hombre del toque mágico
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