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Pero el niño de la escalera me mira directamente con una mirada que se introduce en aquello que él y yo tenemos en común. Es una mirada que puede observarse en los recién nacidos. Después desaparece, y aparece ocasionalmente en gente muy mayor. Puede ser que una de las razones por las que nunca haya concebido mi vida con niños cerca sea que he especulado demasiado sobre por qué los hombres pierden la valentía para mirarse directamente a los ojos.

Peter Høeg. La señorita Smila y su especial percepción de la nieve

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