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Sé que es raro lo que voy a decir, pero en mi cabeza se me hace que somos como una familia de osos peludos y grandes, sin papá, y que ha renunciado a la capacidad del habla; que se comunica a través de gruñidos, sonidos arrulladores, besos, caricias y golpes en la espalda, además, claro, de los abrazos de oso. Lentos y peludos caminamos a través de las distintas habitaciones, y a pesar de que no hablamos, no dejamos a diario de expresarnos amor.

Cecilia Velasco. Tony

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