Como en tantas ocasiones me di cuenta del error una vez cometido.
Juan Villoro. El disparo de argón
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Entonces mi estado de ánimo, que depende de las nubes más de lo que quisiera admitir, cambió por completo.
Juan Villoro. El disparo de argón
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(esa aniquilación marcó un límite, un borde definitivo, algo que no debe traspasarse, la línea amarilla en el lugar del crimen, la zona adonde no llegan las palabras).
Juan Villoro. 8.8, el miedo en el espejo
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La lección del volcán islandés y la del terremoto en Chile: el vértigo ha dejado de estar en las profundidades. Hay que tomar lecciones de abismo para habitar la superficie de la Tierra.
Juan Villoro. 8.8, el miedo en el espejo
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Las noches citaban estos versos de Neruda:
venid a mí, a mi sueño sin medida,
caed en mi alcoba en que la noche cae
y cae sin cesar como agua rota
La idea del sueño como algo que cae —la manera que el agua tiene de romperse—, solo puede venir de quien sabe que la Tierra tiembla.
Juan Villoro. 8.8, el miedo en el espejo
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"Cada tecnología inventa su accidente", ha dicho el autor de El crepúsculo de los lugares [Paul Virilio]. La prevención automática en los artefactos, ajena a los designios del usuario, protege de daños mayores, pero también industrializa los accidentes. Los sistemas de control artificial que fracasan para remediar una falla incrementan los impactos negativos.
La era postindustrial está sujeta a la incertidumbre de las máquinas y a una menospreciada influencia externa: el aire se calienta, las mareas suben, el hielo se derrite. El clima, que determinó las pinturas rupestres y el arte de la conversación en Inglaterra, tiene consecuencias específicas para una sociedad obsesionada por el desplazamiento y los aparatos.
Juan Villoro. 8.8, el miedo en el espejo
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Quienes no hemos elegido una bala como la del poeta Kleist, enfrentamos la principal lección de la supervivencia: "falta un día menos" para que el mundo se vuelva a terminar.
Juan Villoro. 8.8, el miedo en el espejo
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Henos aquí devueltos al viaje y a la distancia, y en el afuera del cosmos. O sea, en eso que los antiguos griegos llamaron caos, que no es la traducción moderna de "desorden", sino, al parecer, el modo de las cosas cuando lo humano no siente necesidad de constituirse algún centro centro del mundo.
Heinrich von Kleist citado por Juan Villoro. 8.8, el miedo en el espejo
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No hay experiencia sino confirmación, espejos que nos reflejan lo que queremos que digan. Las teorías le ganan a la aventura; la repetición a las alucinaciones.
Heinrich von Kleist citado por Juan Villoro. 8.8, el miedo en el espejo
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Todo terremoto convierte a los sobrevivientes en víctimas omitidas: podrían haber muerto pero se salvaron. ¿Responde esto a una casualidad o a un designio?
Juan Villoro. 8.8, el miedo en el espejo
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La autora de El daño [Andrea Maturana] también recordó lo que le dijo un amigo: "La Tierra renueva la memoria, quiebra la loza de la abuela para recordarnos la fragilidad"
Esto me hizo pensar en mi propia abuela, que rompía platos en momentos de crisis.
Un país, a fin de cuentas, no es otra cosa que una legendaria fuerza emotiva, una abuela trascendental que de pronto nos recuerda quién manda en la casa, y rompe los platos.
Juan Villoro. 8.8, el miedo en el espejo
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al pulsar la tecla de envío experimentó el cansado alivio de quien hace bien las cosas aunque se trate de algo que hubiera preferido evitar
Juan Villoro. 8.8, el miedo en el espejo
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el testigo escucha el relato como un fluir de la conciencia que transmite algo que solo puede definirse a partir de la incertidumbre de lo que no tiene término o no ha podido tenerlo en la forma que nos resignamos a ver como habitual
a no ser que vacilar entre una orilla y otra sea un modo de concluir y aceptar que después de todo no tener final definitivo es una variante comprensible del acabamiento
Juan Villoro. 8.8, el miedo en el espejo
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Los terremotos representan un striptease moral. Lo peor y lo mejor salen a la luz.
Juan Villoro. 8.8, el miedo en el espejo
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Volví al cuarto, abrí la caja fuerte donde estaban mis documentos, tomé mi computadora y perdí un tiempo precioso atándome los zapatos con doble nudo. Los obsesivos morimos así.
Juan Villoro. 8.8, el miedo en el espejo
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Cuando el movimiento cesó al fin, sobrevino una sensación de irrealidad. Me puse en pie, con la vacilación de un marinero en tierra. No era normal estar vivo. El alma tardaba en regresar al cuerpo.
Juan Villoro. 8.8, el miedo en el espejo
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¿Es un consuelo saber que tu maleta se perdió con otras diez mil?
Juan Villoro. 8.8, el miedo en el espejo
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¿Cuál es la verdadera magnitud de lo que ocurre? En la era de la información carecemos de medida. Un desastre natural es el prólogo de otra historia, completamente incierta. Imposible saber cuántas cosas dejarán de funcionar.
Juan Villoro. 8.8, el miedo en el espejo
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mi amigo ensayó las vacilantes técnicas de reconciliación de los que no se han peleado pero tampoco pueden unirse solo para oír de nuevo una versión de los hechos del todo ajena al reproche
en cierta forma hubiera sido preferible el odio para romper sin cortapisas y aceptar que no hay regreso porque la injuria incendió el camino y no permite otro retorno que el de los pasos cubiertos de cenizas
Juan Villoro. 8.8, el miedo en el espejo
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