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"Cada tecnología inventa su accidente", ha dicho el autor de El crepúsculo de los lugares [Paul Virilio]. La prevención automática en los artefactos, ajena a los designios del usuario, protege de daños mayores, pero también industrializa los accidentes. Los sistemas de control artificial que fracasan para remediar una falla incrementan los impactos negativos.
La era postindustrial está sujeta a la incertidumbre de las máquinas y a una menospreciada influencia externa: el aire se calienta, las mareas suben, el hielo se derrite. El clima, que determinó las pinturas rupestres y el arte de la conversación en Inglaterra, tiene consecuencias específicas para una sociedad obsesionada por el desplazamiento y los aparatos.

Juan Villoro. 8.8, el miedo en el espejo

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