Lo intento mediante una sonrisa, con la cual pretendo compensarle por su optimismo. Pero es demasiado temprano, también para mí.
En vez de ello, descubro que me he dado la vuelta y le he enviado un beso con los dedos. De una planta del desierto a la otra.
Peter Høeg.
La señorita Smila y su especial percepción de la nieve
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