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Brillante luz de luna se coló por la ventana y bañó la habitación. Los búhos continuaron su ulular y en alguna parte cantó un pájaro de la noche. Isabelita y Papá cantaron de nuevo y bailaron al ritmo de su canción y de la canción de los pájaros. Se movieron suavemente alrededor de la habitación, levantaron los brazos y batieron las alas y cantaron y silbaron e hicieron arrullos. Por momentos tuvieron que mirar hacia abajo para constatar que en realidad sus pies no se estuvieran despegando del suelo.
Y después se fueron a dormir y soñaron sueños de pájaros.

David Almond. Mi papá es un hombre pájaro

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