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Yo los miraba como si todo fuera normal, y sin embargo nada lo era. Mi madre daba de comer a mi padre como si fuera un niño, pero el niño era yo y comía solo. Al cabo de un momento, le cogieron el ritmo, todo parecía pautado, muy bien engrasado. No necesitaban hablar, se comprendían. Pero todo lo bueno se acaba. Sucedió entre dos cucharadas.

Pierre Szalowski. El frío modifica la trayectoria de los peces

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