Crecieron todas las semillas de tu carta. Vieras qué hermoso prado. Los abrazos crecieron sanos y fuertes rodeando mi cintura. Crecieron besos en mis pies (¿sembraste besos para mis pies o fue un error del viento?).
Te espero convertida en Luna.
Luis María Pescetti. Cartas al Rey de la Cabina
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